Quisiera saber que piensas
cuando ves mi reflejo en un espejo roto,
sabes que mi corazón ha escuchado
la tibia humedad de tus ojos
y te doy las gracias por ello.
Ahora ya no necesito comprender
el silencio que me rodea
ese que aturde con sus ecos de mi propia voz,
que sin ninguna vergüenza se pavoneaba
sin actuar tan siquiera una milésima.
De qué alardeas
¿Acaso no ves los huesos que se traslucen
en su piel morena?
saben de hambre,
pero no guardan amargura en sus manos
que avientan con fuerza la roca
que es más sensible
que mis propias acciones.
¿De qué me sirve la batalla
si todos los héroes son falsos?
cómo obligarte a mirarlos
si solo estás empeñado
en un esnifo de dolor para seguir olvidando.
Yo quisiera ser ese poeta invisible
que solo observa tus versos con detenimiento
que voltea a ver su libreta
y alcanza a contar unos cuantos versos,
para él lo son todo,
solo quiere una fracción de segundo de tu mirada,
sentirse como erase una vez una persona
que nunca fue olvidada por unos versos
que solo aprendieron a mirar
hacia la jactancia de su mismo esplendor.
Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
06/12/2017.
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